Joseph Matar, acuarela espacial e intimista

El pintor libanés Joseph Matar comunica su intenso lirismo cromático y su visión intimista a sus acuarelas espacialistas.

Su obra, realizada en esta técnica, se caracteriza por presentar una propensión al espacio, dejando al cielo como protagonista, introduciendo elementos de paisaje de forma poética, para resaltar su capacidad evocadora de simbolismos personales. Se trata de construcciones sencillas, rodeadas de naturaleza, pintadas con la celeridad del artista que sabe que están ahí para evocar emociones poéticas.

No busca describir, sino construir el paradigma simbólico, la alegoría de la percepción del más allá de los sentidos.

Su técnica de la aguada es muy elaborada, pero su desarrollo es sutil, apenas perceptible, delimitando aquí y allá, pero no construyendo, ni remarcando su parte material.

Sus acuarelas insinúan y evocan paisajes claros, limpios, donde el sol y la luz del cielo azul predominan con naturalidad.

El verde del campo, los tonos de la casa rural, el paisaje en si mismo, todo guarda un orden dentro de una composición en la que evoca una cierta ensoñación por los paisajes sensibles, dulces, alejados de la dureza de lo cotidiano.

Se enseñorea de la evocación, para convertir lo poético en pictórico, lo artístico en poemas de vibrante colorido conceptual, pero siempre en línea con la naturaleza y el medio exterior.

Joseph Matar presenta una necesidad de conseguir enlazar con la serenidad de espíritu, para, a partir de ese punto, presentar una acuarela teñida de sensibilidad para construir paisajes que son teoremas poéticos y también constituyen por sí mismos una sutil recomendación al silencio interior.

Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte

Joseph Matar, la poética del paisaje

La sensible luz que se filtra a través del verde de los campos irradia con su energía el paisaje de Joseph Matar.

Luz que define, que deja vislumbrar una ancha avenida simbólica, abierta a los fenómenos de la emoción.

Luz de luz, que se amplifica, acariciando las casas. Filtrándose en los tonos sensibles cromáticos de su pintura, que parecen revivir a su paso.

Luz que surge del espacio, que llega con la claridad del día, posándose cual ave fría en el alféizar de las ventanas, evocando tiempos bíblicos, agrupaciones de seres que bien ataviados para la travesía del desierto formando un corro para resguardarse de las inclemencias del tiempo.

Sensación espacial y lumínica. La luz transforma el color. El color se convierte en luz. Hay una transformación mutua, una simbiosis que hace de su producción pictórica, tanto en acuarela como al óleo una obra de luz, irisada de color, enfocada hacia la aventura del paisaje interior.

En realidad, el conocido pintor libanés parte de una observación externa de los elementos que conforman el paisaje.

Se trata de una observación entendida casi como una auténtica meditación.

Aquí lo que importa no es la descripción más o menos científica de los componentes del paisaje, sino la capacidad de evocación que el artista posee, tanto en cuanto que sus objetivos están en línea de conseguir una creación lírica, sensual, intimista, en la que la impresión cromática domine, bajo el auspicio del reinado de la luz.

En sus óleos introduce materia, más grosor cromático, para apuntalar determinadas construcciones, como ocurre con la obra denominada ‘Corner of Light’. En otras la dosifica, para consolidar un discurso pictórico denso, sensual, en el que la materia sea evidente, pero no expresiva, caso de ‘Temple’. Mientras que funde efectismos cromáticos, profusión de color y materia en pinturas al óleo como ‘Solitude’ o Almond Tree’. Estas dos últimas son dos creaciones de gran evocación lumínica y poética.

Podemos hablar, por toda esta serie de razones, de que Joseph Matar es un pintor que es un auténtico poeta del paisaje, evocando simbólicamente aquellas sensaciones y estados de ánimo que le perturban, empleando al paisaje como medio conductor de los mismos.

Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte.

Joseph Matar, de la materia a la aguada, con el color predominando

Materia, es decir una evidente concentración de grosor matérico, se vislumbra en los óleos de Joseph Matar, remarcando zonas, aspectos de la composición que precisan de un apoyo determinado.
Hay un canto al color, una dedicación extrema a la sutilidad lírica cromática, a la efervescencia postimpresionista, aunque muy concentrada, dado que lo que, realmente le importa a Joseph Matar, es la esencialización de lo observado, en el sentido de captar lo sublime, el interior de la vida misma. De ahí que en sus óleos sobre tela emplee la materia en determinados casos, mientras que en la acuarela es sutil, profundiza en el aspecto espacial y el color se torna intimista, menos evidente, aunque preciso e importante.

Joseph Matar tiene la suficiente habilidad como para presentar, en este sentido, la fuerza de la esencia, la preponderancia de lo insinuado.

En la insinuación está la ensoñación. De ahí que pase, de un estadio matérico, donde el grosor cromático es evidente a otro donde la aguada tiñe de suavidad general los tonos. Según el paisaje su evocación cambia, pero las diferentes técnicas pictóricas convergen en un punto en común: su culto al color, entendido como factor determinante de la luz. En su pintura luz y color se combinan con gran serenidad, apoyándose mutuamente.

El artista libanés sabe captar la incidencia de la luz en los campos, en las construcciones y en las personas.

Hay obras condicionadas por la luz y también tiene otras que, precisamente, están adaptadas a una cierta ausencia parcial de la misma. Por eso podemos afirmar que el creador paisajista es un poeta de la luz, un pintor que evoca la irisación de los cromatismos, que desarrolla el concepto del color con la serenidad de quien se sabe poseedor de una magia que aplica siempre con fines benéficos.

El resultado es una obra poética, donde el paisaje es puro simbolismo, aunque en otras creaciones se convierte en parte del insondable misterio que planea en la composición que al artista le gusta expresar de forma solapada pero real.

Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte